La Madura y El Letrado
Tan
amplio y casi infinito es el mundo virtual, que ese fue el motor de búsqueda de
su próximo adonis
Surfeando
a través de la red, se encontraba con cada personaje: firi-firis, michelines,
rubios como un sol, negros como la noche y federicos, ninguno de los
mencionados daban la talla
Consecuentemente,
tan masoquista fue la cacería, que dio en el blanco con el prototipo que
buscaba
Cualidades
inusuales dentro de una sociedad tan uniforme: nada culturista, tampoco atleta,
pero letrado, con una gama abundante de títulos, trabajador como ninguno y
sobre todo, soltero
La
cougar sin ton ni son, preparó el teclado y redactó una biografía algo
explícita: nacida cuando el alunizaje, una trayectoria laboral extensa, ama de
casa, experta cocinera, abierta a nuevas experiencias, traviesa entre sabanas y
sobre todo, soltera
Bajo
su criterio, sus características eran lo bastante aceptables y cautivantes para
que su próximo adonis cediera al instante
Espero
y espero, y ninguna respuesta llegaba. Pensó que jamás tenía tiempo para
páginas de viejas solteronas, o estaba ocupado leyendo mil y un libros
Un
día de verano con un calor abrasador, recibió su tan codiciada respuesta: “eres
la mujer madura que ansiaba. Te lo pido de corazón, veámonos YA”
Rápidamente
intercambiaron números telefónicos, comenzaron a escribirse a toda hora, no
dormían hasta que sus ojos se tornaban rojos como unos cocainómanos, y tenían
conversaciones candentes
Casi
que una ironía, sus preferencias y gustos compartían un lazo estrecho, y los
vinculaban hacia un encuentro altamente expectativo
Concretaron
una cita en el restaurante más concurrente de la ciudad, cada uno se
identificaría con su respectivo seudónimo colocado en un papel pegado en el
pecho; el de ella como “La Madura” y el de él como “El Letrado”
Llegó
el día del acontecimiento, el clima era el antagonista con sus nubes cundidas
de agua; los relámpagos iluminando indiscriminadamente la ciudad, y los truenos
dando ese fondo musical espectral
Cada
paso que conferían, añadía un nervio más a su miedo, y cada aliento que
suspiraban, el gaznate se les retorcía
Al
momento que la milf traspasó el umbral del restaurante, el súper dotado alzó la
mirada aguardando a su reina, pero lo que vio le causaría malestar estomacal
El
tiempo de golpe se congeló; los comensales parecían estatuas con apariencias
ridículas; el mesero tropezando con la bandeja que llevaba en las manos volando
libremente por los aires, y los desafortunados chalados deseando que la tierra
los tragara
En
la página en la cual se contactaron, tenían como avatares imágenes descargadas
de Google, por lo que jamás creyeron que madre e hijo practicaran incesto
virtual
No
había explicación competente para tal barbarie, ni el perdón podía reparar
semejante suceso, por lo tanto decidieron salir juntos del sitio sin espetar el
más mínimo rasgo de desencanto
Caminaron
sin saber a dónde ir. De repente pararon frente a un banco oxidado y mugroso, y
decidieron posar sus traseros sin ninguna razón aparente
Coaccionados
y desilusionados, se miraron fijamente y ahora la no tan “traviesa”, confesó
que luego de su fallido himeneo y casarse de nuevo con la soledad, tomó la
decisión de dedicarse al trabajo y a los sitios web en busca de pareja
El
ahora no tan “súper dotado”, envuelto en un choque emocional y arrepentido de
haber casi cometido matricidio, con grandes cojones relevó su más recóndito
secreto: “madre, mi amor por ti adolece de límites, y hasta hace unos horas mi
antojo hacia ti era inconmensurable. Detesto haberte encontrado en esa
sucia página y que nos hayamos confesado lo más mórbido de nuestras mentes,
pero encarecidamente debo ser sincero, si después de aquí hubiésemos hecho el
acto del coito, tu nombre iba a aparecer en mi lista de Mujeres Bajo Tierra”.
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