La Habitación 69
Hotel de alta sociedad, lujoso por doquier
Atención
loable, pulcritud indiscutible
Estructura
impactante, servicio gastronómico envidiable
Miles
de personas transcurren, miles de historias ocurren
Todo
tipo de actitudes, todo tipo de caracteres
Exigencias
anormales, propinas razonables
Sustancias
extravagantes, otras fantasiosas
Parejas
urgidas de placer, individuos necesitados de cariño
Recamaras
que hablan por sí sola, habitaciones que huelen a pasado
Pasillos
marcados por relatos, ascensores guaridas de repentinos encuentros
Bares
repletos de depresiones, una pista de baile causante de nuevos amores
Mucamas
responsables del orden, botones a cargo de baúles peligrosos
Consuelo
se hospedó, el cansancio de ella se apoderó
Por
el sueño el desayuno perdió, al almuerzo y un café recurrió
Pasó
la tarde ideando estrategias, atendiendo clientes obscenos
Finalizada
la rutina laboral, decidió ir al principal bar y en el licor extraviarse
Ron
es su mayor preferencia, con Coca-Cola y limón lo disfruta
Exige
la botella completa pues la noche aguarda por una borrachera
Trago
a trago los ojos viraban y el bar solo quedaba
El
hígado pidió auxilio y le revolvió el estómago para luego sacar lo malo
A
paso de vencedores cogió rumbo a su habitación
A
pesar de la borrosidad en su visión, le extrañó que el número recamara no era
el mismo
Hizo
caso omiso, pues supuso que la discordia con la realidad afectaba su conciencia
Al
traspasar la puerta de madera fina, la memoria le falló por varias horas
La
luz de sol que traspasó los ventanales fue el despertador de Consuelo
El
dolor de cabeza retumbaba en todo su cuerpo y como pudo llegó al baño
Agua
fría la resucitó y lo primero que pensó fue ingerir alimento mañanero
Al
cerrar la puerta, vio que el número era el mismo que ella pagó y de largo
continuó
Un
alivio eterno sintió cuando el desayuno en su panza reposaba
Amablemente
pidió un café marrón fuerte y fue al lobby para distraerse en su móvil
Surfeando
en las redes y leyendo noticias, el bartender del Bar principal le habló
Algo
sorprendida por el muchacho no pudo evitar preguntarse qué hacía tan temprano
en el hotel
Él
pregunta cómo la noche terminó, ella responde que con una rasca y sueño
imperturbable
El
bartender naturalmente curioso, interroga que si ella recuerda el hombre que la
llevó en sus brazos
Con
una risa irónica responde y ella dice que eso no pudo ser porque en su
habitación durmió
A
lo que el muchacho inquiere: “pues su llave dice 40 y yo la vi ingresar en la
69”
Incrédula,
duda totalmente lo que el muchacho dice y le advierte que si no se retira
llamará a seguridad
El
bartender pide disculpas por su brío y de inmediato se aleja apenado
Confusa
por lo que acaba de escuchar, recuerda vagamente haber visto otro número en
medio de su desequilibrio
Para
despejar cualquier incertidumbre, decidió echarse una pasada por la misteriosa
habitación
Condujo
su marcha investigadora al segundo piso, a paso firme llega a la recamara
Engulle
un suspiro y toca a la puerta un par de veces sin esperar una respuesta
Como
lo deseo, nadie apareció pero la puerta medianamente se abrió, a lo que ella
abrumación sintió
Supo
que no era conveniente entrar, sin embargo, debía averiguar que se hallaba
dentro
Oscuridad
plena, un olor peculiar y todo debidamente ordenado, la habitación 69 se
presentaba
Acciona
el interruptor de la luz principal pero no da signos de vida, por lo que aparta
las cortinas para dar entrada a la luz natural
Se
da cuenta que la pintura de las paredes, el mobiliario, las sábanas, y todo lo
que ve es de antaño
Asombrada
boquiabierta queda a la vez que un escalofrío gélido colma su ser y una fuerza
inexistente la inmoviliza
De
repente, docenes de imágenes comienzan a recorrer su mente, en cada una ella es
la protagonista
Cae
al suelo despavorida mientras que las imágenes la atormentan y el hombre que el
bartender nombró si existía
No
logra distinguir su cara, aunque presencia como su cuerpo es tomado
violentamente por un sujeto vestido de traje de gala
Dolores
por todo el cuerpo siente, visiones del hombre de gala aparecen sometiéndola y
con un grito terrorífico sale disparada de la habitación
Corre
a toda velocidad a su cuarto, se alabanza a la cama y libera un llanto que
después de varios minutos la anestesia
Recobró
el sentido a la hora y de un golpe, agarró su parte de maletas y voló a la
recepción para entregar la llave
Pide
desesperadamente que se le dé el “chek out”, y en eso, el mismo muchacho de más
temprano por atrás se le acerca
Consuelo
con brusquedad le grita que se quite de su vista, a lo que él responde: “sé que
fuiste allá, y sé lo que viste. Todo aquel que viene pasa por lo mismo, no eres
la primera en vivir semejante experiencia”.
Un
puñetazo recibe el bartender y Consuelo pasmada de haberlo agredido, corre a su
carro para huir a su hogar y no volver más
Nada
hace que su mente se distraiga y las imágenes de lo que supuestamente vivió
regresan
En
el borde de la cama se sienta, al subir la mirada ve el hombre de gala y el bartender
de pie frente a ella
Consuelo,
sin tener la mínima fuerza para inhalar un poco de aire, los mira sin pestañar,
y ellos, al mismo tiempo manifiestan: “déspota has sido en tu vida, un gran
remordimiento guardas, y por tus malévolas acciones, ahora serás por siempre
parte de la Habitación 69”.
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